Me acuerdo que cuando estaba en el colegio y tenía aproximadamente 12 años, uno de mis primos me regaló un libro que resultó ser el primero de la trilogía de la Fundación de Asimov. Este libro, de la editorial Oveja Negra del año 1984, se encuentra en mi posesión desde entonces. Como todo libro que he leído apasionadamente, este ha sufrido los embates del tiempo. La tapa se desprendió del cuerpo, y algunas páginas se encuentran dobladas. Cuando lo leí por primera vez, me pareció muy difícil de entender.
El libro empieza con la llegada de un joven matemático a Trantor, un planeta que centraliza la administración del Imperio Galáctico en un futuro mucho más lejano de lo que George Lucas imaginó. La forma en la que Asimov describe la tecnología futurista, como en el caso de los viajes interestelares, me dejó muy confundido. Sin embargo, como soy medio terco, decidí tratar de entender mejor qué es lo que Asimov buscaba transmitir al lector al margen de la tecnología. En esa búsqueda, descubrí algo que me lleno de mucha intriga y felicidad.
Al margen de la tecnología futurista, Asimov describe personajes que son capaces de correr riesgos en situaciones complicadas e incluso inciertas. Pero además, y contrariamente a lo que uno podría pensar de una obra de ciencia ficción, Asimov se centra en las dinámicas sociales y políticas del Imperio Galactico. Lo suyo es un intento por crear, de manera muy provocativa, un proceso civilizatorio futurista caracterizado por la decadencia, la guerra, el oportunismo y lo inesperado. Si bien no captura la estética de películas como Blade Runner en la que el futuro se muestra distopico, Asimov mantiene la esperanza en que las acciones de los protagonistas pueden cambiar el futuro como en Star Wars.
Me llamo la atención cómo uso la religión y el comercio para explicar cómo un planeta en el borde de la galaxia, es capaz de superar distintos momentos de crisis que han sido anticipadas por Hari Seldon, un prominente científico de Trantor. Hay momentos en los que la capacidad predictiva del “Plan Seldon” se cuestiona ya que surgen imprevistos que amenazan con destruir la civilización en formación, la cual reemplazaría al Imperio Galáctico. Esa civilización es la Fundación, creada por Seldon y sus seguidores para salvar el conocimiento de la barbarie que representaría la guerra.
Luego de terminar la primera obra de la trilogía de la Fundación, no llegue a leer los siguientes dos tomos inmediatamente. No se muy bien por que. Tal vez, porque pensé que la trama iba a ser difícil, o que la forma de escribir de Asimov cambiaría, o que nuevos personajes serian introducidos. Luego de algunos años llegaron a mis manos otros libros que me mantuvieron ocupado como los de Harry Potter, los de Tolkien, entre otros. Sin embargo, nunca me dejo de intrigar la obra de Asimov, en especial la psicohistoria, una ciencia futurista capaz de predecir el futuro de la civilización humana.
A diferencia de Tolkien, la complejidad de la Fundación no esta las descripciones detalladas de paisajes, sino en los saltos en el tiempo. Si bien son libros no muy extensos, al terminar un capitulo o sección 50 o 100 años pueden haber pasado. Eso, por ejemplo, no sucede en Harry Potter, ya que uno continúa año a año, encariñandose con los personajes. En la obra de Asimov, por el contrario, cuando uno se empieza a encariñar, ya pasaron 100 o 200 años. Años atrás, yo buscaba personajes que no desaparecieran tan rápido. Por esa razón, me parece, no busque los siguientes tomos de la trilogía hasta hace poco cuando estuve en Estados Unidos durante la pandemia.
Por esas cosas de la vida, no encontré todas las obras que me faltaban al mismo tiempo. Las compré una por una en momentos distintos. Y como suele ser el caso con los libros que me gustan, trato de conseguir copias en físico y de preferencia de una librería o feria. Encontré dos ediciones diferentes. La última, editada hace poco, tenía el logo de Apple y mencionaba una serie basada en la Fundación para Apple TV. Me acuerdo que todos estos años viví con la idea de que era imposible llevar la Fundación al cine o a la televisión, debido a la escala de la producción, la tecnología y la temática basada en ciencia, matemática e historia.
Vi el primer episodio y no me ha decepcionado. Sin embargo, aún creo que algunos libros son muy complejos para volverlos series, especialmente aquellos que incluyen saltos en el tiempo o que tienen distintos puntos de vista (POVs). Por mi parte, estoy contento de haber terminado de leer la trilogía, después de tiempo. Y eso no la hace una obra confusa o difícil de leer. Todo lo contrario, creo que en el proceso de leer la Fundación aprendí muchas cosas.